miércoles, 30 de octubre de 2013

Ser amable me aporta felicidad



Cuando presto atención en la carrera del día a día, me doy cuenta de lo importante que es ser suave y amable. La suavidad supera a la dureza, el agua se filtra por las rocas sin que éstas puedan hacer nada para detenerla. Como madre de cuatro hijos, me pierdo muy a menudo en el miedo, en las expectativas, en mis proyecciones... solamente parando unos momentos, conectando con mi respiración, aquietando mi mente, me llega el rayo con la respuesta. Una respuesta que me habla de amabilidad, de suavidad, de ternura, de cariño, en definitiva de Amor.

Me llegaron hace unos días las primeras notas de mi hija pequeña, un 4,9 en matemáticas con resultado de Insuficiente... su cara lo decía todo, se sentía mal, había suspendido. Acogí ese papel entre las manos y lo miré, mi primera reacción fué Culpar. A quién podía echarle la culpa de ese resultado? a mi hija que tal vez no había sabido resolver los problemas con soltura? al colegio por su supuesta crueldad con una niña de 8 años? al sistema por no ser compasivo y regalar una décima para convertir el suspenso en aprobado? o finalmente a MI?... a mí era lo mejor. A mi porque en definitiva soy yo y solo yo la responsable de haber escogido un colegio, de llevar cada mañana a mi hija a ese centro, de meterla en un sistema de locos, a mi... a mi... a mi... a mi, que tal vez no le dedico el tiempo suficiente? a mi que no me siento con ella como hacen otros padres para repasar una y otra vez... y la culpa me invadió como una ola gigante y me vi llena de miedo y de tristeza.

Qué puedo hacer por mi? qué puedo hacer por mi hija? qué puedo hacer por el sistema? AMABILIDAD.

Pasar el filtro de la amabilidad, de la suavidad, tratarme con amor y respeto, con cariño y comprensión. Eso significa renunciar a culpar, a buscar responsables. Permitirme que salga mi enfado sereno sabio e integrado es ser amable conmigo. Permitirme llorar o sentir miedo es ser amable conmigo. Permitir que mi hija no se agobie o se angustie es ser amable con ella. La vida es un juego, no me cansaré de repetírmelo, de recordármelo. Ser amable, suave, cariñosa con lo que siento yo es poder proyectar esa misma amabilidad, suavidad y cariño en los demás. Me rindo a la búsqueda de culpables, me rindo a juzgarme o a juzgar y me entrego por completo, desde mi esencia a la suavidad del Amor que me rodea, comprometiéndome a filtrar cada cosa que ocurra por el filtro de la amabilidad.

Almu Fuentes