Llevo años ya leyendo y adentrándome en conceptos de física cuántica y metafísica que me parecen alucinantes. Experimento una oleada de placer cada vez que, a través de la lectura o de la difusión de vídeos, me encuentro con seres muy despiertos y teorías maravillosas que POR FIN empiezo a comprender, no desde la razón, sino desde lo más profundo de mi esencia.
Y poco a poco, todo va cuadrando.
Hace unos días, en la tranquilidad del puente, leía en mi casa una frase que me impactó:
"Tu tienes la creencia de ser un ser especial... pero aún no la has reconocido."
Como suele pasar, al principio, me resistí a la idea de creerme un ser especial, yo no, yo no me lo creo, ¡ni mucho menos! pero a medida que pasaban las horas y tras algunos espacios de silencio, me dí cuenta que SI. Yo me creo un ser especial sin ninguna duda. Y creo que mi madre es un ser especial y mi padre también. Creo que mis amigas son seres especiales y mis hijos los más especiales del mundo.
Una vez quitadas las caretas del ego, ya todo a mi alrededor era especial, incluido mi sorbete de limón... jajaja... será posible?
Pero entonces, me dí cuenta de que si soy especial, entonces no soy como mi amiga, yo soy más especial, y soy más especial que mi vecina y entonces, soy más y más y más y más... y para que yo sea más, ellas tienen que ser un poco menos y menos y menos...
Y ahí me comparo, y comparo a mis hijos, y comparo a mis amigas, QUE HORROR.
El problema está claro, creerse especial siempre conlleva hacer comparaciones y no solamente se trata de creerme especial, sino de intentar que mi pareja lo sea, que mis hijos lo sean, que mis padres lo sean, que los de mi alrededor lo sean... exigiéndoles algo en contra de su voluntad.
Como tu eres especial, lleva mis dolores. Como tu eres especial aguanta mis enfados, como tu eres especial pórtate como un santo, como tu eres especial haz lo que yo necesito, como tu eres especial adopta mi forma de pensar, entiende mi forma de sentir... y ésto, a mi ya no me vale.
Tampoco podemos exigir a los demás que reconozcan y se postren ante nuestras pequeñas cosas especiales.
Pero entonces, pensé, tengo que poner sobre la mesa unas cuántas creencias:
1. ser especial es muy bueno, significa ser único, el mejor
2. todos somos especiales... bueno unos más y otros menos...
3. aquellos que me complacen son especiales
4. yo quiero a alguien especial en mi vida, no a alguien cualquiera
podría describir muchas más creencias personales sobre ser especial, pero que cada uno que observe las suyas.
Recordemos que una creencia que no se ha reconocido, no es llevaba a la razón para ver si es sensata o no lo es.
Y yo, éstos días he puesto sobre la mesa "mi sueño de ser especial", lo he cortado en tiras, le he dado la vuelta como a un calcetín y he cambiado esa creencia por otra nueva:
Soy igual que tu, soy igual que cualquier persona que habita éste planeta, porque ella está en mi y yo estoy en ella y juntas formamos el todo. Soy igual y nada especial. Tu eres igual y nada especial.
Quiero verte igual porque así no me comparo contigo, no te tengo envidia y no te perjudico. Quiero verte igual para darme cuenta de que lo que veo en ti, lo tengo yo. Quiero verte igual para ser coherente con mi nueva forma de ver la vida. Quiero verte igual y que tu me veas igual.
Dice un curso de milagros: He aquí a tu hermano ofreciéndote la llave que tiene en su mano, no permitas que el sueño de ser especial continúe interponiéndose entre vosotros.
Casi nada...
almufuentes@gmail.com