martes, 14 de mayo de 2013

Fingir no aporta felicidad


Hoy quiero hablar de algo que todos conocemos bien: Fingir.

¿quién no ha fingido alguna vez estar contento cuando no lo estaba?, ¿estar relajado cuando los nervios le atenazaban o estar seguro cuando sentía todo lo contrario?
¿fingir que no te importa? ¿que no te has hecho daño? ¿que no te preocupa?...

Mi admirado doctor Julio Herrero, dice que "fingir es un proceso en donde te quedas donde estabas dando vueltas sin progresar, es un camino sin salida que bloquea el crecimiento y nos hace infelices".

Repasando mis creencias sobre la palabra "fingir", me doy cuenta, de que para mi, fingir era algo bueno, si con ello hacía a alguien feliz. Hacer de verdad feliz a alguien, es una forma de egoísmo maravillosa, yo hago feliz porque me siento feliz haciendo feliz. Pero también me doy cuenta de que en muchas ocasiones, no he sabido diferenciar la felicidad egoísta que me engorda, con el dolor del fingir que me adelgaza.

El asunto está claro, si doy y me duele FRÍO FRÍO, si lo sigo haciendo, estoy fingiendo y mi camino como dice el doctor ha entrado en "un bucle sin salida". Ahora bien, si doy para sentirme bien y no hay dolor, entonces CALIENTE CALIENTE, estoy en el buen camino, un camino evolutivo que con toda seguridad, me va a aportar felicidad.

Fingir es elegir un camino aprendido que no lleva a ningún sitio. Es coger un atajo que lleva a un callejón sin salida.

El problema de fingir, es que nos engañamos a nosotros mismos, y eso es absurdo porque yo sé como pienso, sé cuando lo que estoy diciendo o haciendo no coincide con mi forma de sentir, soy consciente de que me estoy haciendo daño mostrando una indiferencia que no siento o un dolor que me perpetra.

No finjamos. Stop al fingir. No hay que ser de ninguna manera, ni llegar a ningún lugar el primero, no hay medallas que repartir, ni trofeos que conquistar. Solo está el camino, la senda del aprendizaje. Seamos honestos con nosotros mismos, si alguien no te cae bien, no finjas que si, pregúntate por el contrario, ¿que te está reflejando esa persona que tanto te molesta? y aprende de ti, aprende para ti, sé egoísta.

No dejes tu coche si no te apetece, no vayas a una cena si te entra dolor de estómago solo de pensarlo, no compartas tu tiempo con personas negativas que no te aportan felicidad, no finjas ser quien no eres. Por el contrario trabaja en preguntarte, ¿por qué me cuesta dejar mi coche? qué problema tengo con soltar lo material, qué tipo de apegos o de miedos me dominan a veces? ¿qué ocurre en esa cena que me produce tanto malestar? ¿qué no puedo digerir de alguna persona en concreto o del grupo de personas que estarán en esa cena?...

Y después de poner contra las cuerdas a la palabra fingir, silencio mi ruido interior y siento un susurro que dice... CALIENTE CALIENTE.



almufuentes@gmail.com