Psicóloga, especialista en Bioneuroemoción (2014) Terapeuta Transpersonal Profesora de la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal. Facilitadora de Círculos de Mujeres.
viernes, 12 de abril de 2013
Y tu... ¿qué harías?
Esta mañana soleada en Madrid, te invito a hacerte a ti mismo, en silencio, éste pequeño test del mendigo, que te puede revelar información sobre el nivel evolutivo en el que estás. Si me lo permites y no te parece mal, solo pondremos una recomendación para éste juego, no juicio, no culpa, solo observación.
Respira y mira la foto... imagina que te has encontrado a éste mendigo en una esquina cualquiera, y en tu mano tienes una moneda que has sacado voluntariamente. Mírale a los ojos 10 segundos y ahora dime... qué harías?
1.- No se la das porque te dices a ti mismo "se la va a gastar en vino"...
2.- Se la das con condiciones "tome ésta moneda, pero por favor no se la gaste en vino"
3.- Se la das y piensas: "si alguna vez yo me viera así... me gustaría que me dieran una moneda"
4.- Se la das porque así te sientes bien o al menos evitas sentirte mal
5.- Se la das por la pura satisfacción de ayudarle sin preocuparte ni ocuparte de lo que hará con la moneda
6.- Te sientas con él o bien le invitas a algún lugar en el que os coméis un bocadillo y en vez de darle la moneda, le das tu atención y tu tiempo
Recuerda nuestra norma: no culpa, no juicio, solo observación...
El resultado de mi test es secreto como el tuyo, pero ahora me gustaría contarte, que cada actitud responde a un nivel evolutivo. Estos niveles son todos buenos y necesarios, forman parte de nosotros. Son formas de amarnos diferentes, porque en cada una de ellas estoy yo detrás o lo que es lo mismo, está el amor por mi mismo.
1.- En el primer caso no le doy la moneda y actúo de forma primaria, es el primer escalón evolutivo. Le doy permiso a la mente para imaginar lo que el mendigo va a hacer con la moneda y me la guardo en el bolsillo. No hay trueque, hay decisión unilateral.
2.- En el segundo caso si hay trueque, una forma de relación más refinada, le doy la moneda con una condición, que no se la gaste en vino. Le vendo la moneda amorosamente y espero que él haga con la moneda lo que yo quiero que él haga.
3.- En el tercer caso, se la doy pensando en mi, si alguna vez me pasa... a mi. Así parece que el Universo me debe una, que tengo un pequeño depósito de monedas en algún lugar. Un "seguro de mendigo" figurado. Este tercer nivel se correspondería con la "recompensa aplazada", no hay trueque inmediato, pero si una recompensa que si soy sincera, espero obtener.
4.- Se la doy para sentirme bien, porque sentirme bien me da placer. Empiezo a reconocer el placer que me da la bondad.
5.- Se la doy sin pensar, solo por el hecho de ser generosa que me reporta un inmenso placer. Empiezo a sentir el placer que da la generosidad, o el altruismo, sin esperar nada a cambio.
6.- Comparto con el mendigo mi abundancia, mi ser, mi tiempo, mi espacio, mi sonrisa, mi energía... me siento conectado y no separado.
Vuelvo a respirar y ésta vez miro en mi interior. Pongo mi intención y mi sonrisa en "darme cuenta" de todas aquellas situaciones que acontecen en mi día y día, que me sirven para despertar. DESPERTAR qué palabra más bonita. Feliz fin de semana!
almufuentes@gmail.com