martes, 26 de febrero de 2013

Vivir en el bosque



Una casita, dos casitas, tres casitas, de paja, de palos, de ladrillos...
He pasado toda una vida buscando lugares en los que cobijarme, sentirme segura, protegida, tener aquello que creía que necesitaba. He pasado toda una vida temiendo al bosque, al espacio abierto, temiendo al lobo, a las noches oscuras y frías sin paredes. Pero un día, cuando no tienes más remedio que adentrarte en el bosque, cuando las puertas de las casitas están cerradas, te ves allí en medio y aprendes.

Entonces te das cuenta de que la verdadera libertad está en no tener una llave en concreto que te abra el espacio en el que tan segura creías sentirte. Ves con asombro que en el bosque vive también mucha gente como tú, cuyos espacios cerrados quedaron atrás y te unes a ellos y comienzas a caminar, a reconocer que la vida te va dando aquello que necesitas en "el momento presente". Dejas de temer al futuro que te imaginas según lo que has vivido en el pasado, dejas de tener expectativas y simplemente vives.

El bosque es mi nuevo hogar, un bosque extenso sin límites, sin mapas, sin brújula. El fuego lo haces cuando tu quieras, si quieres luz, miras la luna o miras el sol, si quieres parar te das permiso para descansar, si quieres seguir, encuentras acompañantes... una casita, dos casitas, tres casitas, de paja, de palos, de ladrillos estuvo bien, ahora elijo el sonido del agua, el crujir de las ramas y el aullido del lobo a lo lejos, ese lobo que son solo mis miedos en forma de pensamientos y total, al lobo le escuchaba igual en las casitas, pero allí dentro, me perdía muchas otras cosas. Feliz mañana

almufuentes@gmail.com