jueves, 13 de diciembre de 2012

Abrazar es adictivo, ¡vuélvete adicto!


En serio, abrazar es adictivo, haz la prueba. Al principio, el abrazo cuesta, pero a medida que vas abrazando te das cuenta de que ya necesitas el abrazo con esa persona. Segregamos endorfinas, serotonina, melatonina, hormonas de la felicidad que nos aportan bienestar, nos devuelven ilusión, nos ponen de buen humor y nos generan alegría.

El abrazo rompe la barrera y la distancia y de pronto, se crea un espacio mucho más cercano, rescatándonos de la soledad y del aislamiento.

Observa cuando abrazas a un niño pequeño, a tu hijo, es fácil ¿verdad? pero... el abrazo a personas a las que no abrazamos, nos cuesta, nos da miedo, ¿puede mostrar debilidad?

No, por el contrario, cuánto más abraces, más te abrazarán, más te gustará abrazar y tu cerebro se convertirá en una fiesta de hormonas felices. ¡Pruébalo!