¿Qué pasos te habría gustado dar y no has dado todavía?
¿Qué espacios te hubiera gustado conquistar y aún no lo has intentado?
¿Qué miedos te retienen en tu orilla?
Muchas veces, queremos ver los caminos antes de dar el paso, es lo que nos han enseñado las viejas creencias, a andar seguros, a no arriesgar, a medir con estadísticas el tiempo y el espacio, pero ¿sabes? muchas veces ocurre que solamente cuando das el paso, aparece el puente, ese puente que te lleva a hacer lo que tu deseas.
Para dar los pasos, hay que tener fe en uno mismo, tener fe en mí, en mis capacidades, en que mis deseos me empujan y no puedo estar siempre frenándolos.
Nos gustaría tener la seguridad de que el paso que damos, es un paso seguro, que me conduce justo al lugar al que yo quiero llegar. Estaría bien que así fuera, pero la vida, el viaje, es otra cosa, es único, está por descubrir.
Recuperar la fe en uno mismo es confiar, el tiempo que tardemos no es importante, el conocimiento está en el recorrido, en lo que vamos a descubrir de nosotros mismos y es que, ¡hay tantas capacidades ocultas en nosotros!
Creer en ti, con la mirada de un niño que cree en lo que sus padres le cuentan, es un regalo que te das, una posibilidad que te abres, antes o después, ALGO OCURRIRÁ, no lo dudes, el Universo funciona así.
Pide, ten fe y espera.
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